Debemos luchar contra el espíritu inconsciente de crueldad con que
tratamos a los animales. Los animales sufren tanto como nosotros. La
verdadera humanidad no nos permite imponer tal sufrimiento en ellos. Es
nuestro deber hacer que el mundo entero lo reconozca. Hasta que
extendamos nuestro círculo de compasión a todos los seres vivos, la
humanidad no hallará la paz.
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